En su afán por conectar el creciente imperio del Tahuantinsuyo, los incas implementaron un sistema de red vial que les permitió unir la Ciudad Imperial del Cusco junto con otros asentamientos importantes. El famoso camino inca no es sólo el que permitía el paso a Machu Picchu, ya que también actuaba como un puente entre 6 países.
Este impresionante sistema vial se extendía a lo largo de más de 30.000 kilómetros permitiendo el acceso, control y comunicación entre los diferentes asentamientos prehispánicos incorporados al Imperio Inca. Sin embargo, la red de caminos no estaba vinculada únicamente a esta poderosa civilización, sino también a las que les precedieron.
Como todo en la historia de la humanidad, cada proceso proviene de la influencia y el conocimiento de nuestros antepasados, factor que definió la constante y rápida evolución de los incas. Al tomar y mejorar estas características política-administrativas, lograron controlar gran parte del continente.
El Qhapaq Ñan partió del mismo corazón del Cusco y se extendió por la sierra de los Andes, la costa y la exuberante cuenca amazónica. Es, sin duda, el ejemplo perfecto de los conocimientos de ingeniería de los incas por sus innovadoras formas de superar el accidentado terreno de la sierra en un extenso sistema de caminos.
Antes del Qhapaq Ñan y los Incas
Los antiguos peruanos vieron la necesidad de establecer un sistema de caminos para conectar sus capitales con sus centros ceremoniales u otros asentamientos. Sin embargo, no todos lograron crear un sistema de caminos organizado, ya que la construcción fue limitada debido a las constantes amenazas entre otras civilizaciones y comunidades.
Una parte de los caminos preincaicos encontrados en el Perú fueron construidos por sociedades con gran complejidad política como fue el caso de las culturas Huari y Tiahuanaco. Pero cuando se trata de algunos de los caminos menores que se derivan de la ruta principal, estos fueron establecidos por grupos étnicos menores.
Antes de la llegada de los Incas, los diferentes sistemas de caminos eran exclusivamente locales y prácticamente se limitaban a ciertos lugares y distancias cortas. Una vez que el Imperio Inca tomó el control del territorio, la red de caminos creció exponencialmente.
El Sistema Vial Andino en la Época Incaica
A medida que los incas conquistaron más civilizaciones, el Qhapaq Ñan necesitó ser ampliado. Teniendo al Cusco como eje principal, permitía controlar a las diferentes comunidades que los rodeaban, las cuales se dividían en cuatro regiones:
- La vía norte conectaba la capital con el Chinchaysuyo, que comprendía varios grupos étnicos como los Chincha, Chimú y Pastos.
- El camino sureste unía a las comunidades del Collasuyo como los Aymara, Colla y Puquina.
- Al suroeste con el Contisuyo, ocupado por los Conti y Collaguas
- Al oriente con el Antisuyo, conformado por las comunidades nativas de la Amazonía.
Como mencionamos anteriormente, esta red de caminos permitía el control económico y político entre diferentes sociedades y regiones. Al mismo tiempo, garantizaba su integración dentro del imperio junto con intercambios culturales y sociales, movilización y comercio.
En pocas palabras, el Qhapaq Ñan fue la columna vertebral de la sociedad incaica, un símbolo de poder que se expandió lo suficiente como para cubrir el territorio boliviano, chileno, ecuatoriano, peruano, colombiano y argentino.
Según los cronistas españoles, las mayores obras viales fueron ordenadas por el inca Pachacutec y luego continuadas por sus sucesores. A medida que el imperio crecía, la red de caminos también se utilizaba para movilizar tropas y oficiales, a la vez que se mantenía la comunicación entre comunidades a larga distancia.
Por ejemplo, el camino principal que unía Quito con Cuzco se extendía a lo largo de 2.000 kilómetros y los mensajeros incas o Chasquis eran los encargados de entregar las noticias de cada punto en menos de 10 días.
Asimismo, los víveres provenientes de la costa podían llegar al Cusco en 24 horas, recorriendo más de 200 kilómetros. Así que, eficientemente, la red vial andina fue todo un éxito durante la época incaica, jugando un papel esencial en la organización del espacio y la sociedad en una extensa zona de los Andes.
El Qhapaq Ñan se componía principalmente de caminos, bordes, puentes, alcantarillas, desagües, almacenes y más, algunas cosas que se perfeccionaron con el tiempo, incluyendo métodos de construcción únicos que sólo pertenecían a este.
Estas técnicas fueron estandarizadas por el estado incaico, lo que permitió controlar las condiciones de igualdad a lo largo de la antigua ruta, incluyendo senderos más pequeños que derivaban de ella. De esta manera, superaron las limitaciones materiales de las diferentes características regionales del imperio.
El Qhapaq Ñan Durante la Colonización
Debido a la masiva y estratégica extensión del Sistema Vial Andino, éste fue un arma de doble filo para el poderoso Imperio Inca. El Qhapaq Ñan conectaba ciudades de larga distancia como Quito, Cusco y Tucumán, algo que no era un secreto para los españoles ya que lo utilizaron para invadir Perú, Bolivia, Chile y Argentina.
Una vez que los colonizadores españoles se hicieron con el control del continente, el Camino Inca quedó en el olvido, dejando que se deteriorara con el paso del tiempo y se iniciara una nueva era en el mismo corazón del Imperio del Tahuantinsuyo.
Sin embargo, los cronistas españoles elogiaron la funcionalidad del Qhapaq Ñan, destacando el buen mantenimiento del sistema de caminos y la eficiencia en el tiempo de viaje entre lugares a larga distancia. Sin embargo, sólo una parte fue descubierta por los españoles, ya que se centraron principalmente en las minas de oro y plata del imperio caído.
Por eso y otros factores externos, nunca llegaron a algunos de los asentamientos más remotos de la poderosa comunidad quechua, como es el caso del Camino Inca a Machu Picchu y Choquequirao, otra ciudad perdida de los incas.
El Último Camino Inca
Dado que no toda la red de caminos andinos está totalmente destruida, hay algunas pequeñas fracciones en Perú que siguen vivas. Cuando se trata de los caminos menores y parte de la ruta principal del Qhapaq Ñan, Perú conserva unos 20.000 kilómetros de este antiguo sistema y una parte importante de ellos atrae a miles de visitantes a esta joya sudamericana.
La parte mejor conservada del Camino Inca se extiende a lo largo de 40 kilómetros y conduce a varias ruinas incas justo antes de llegar a la famosa ciudadela de Machu Picchu. Este es sólo un pequeño tramo de lo que era el Camino Inca, aunque uno de los más importantes.
El Camino Inca Clásico comprende una caminata de 4 días que comienza en el kilómetro 82 del ferrocarril Cusco – Quillabamba. El camino atraviesa el escarpado escenario de la cordillera de los Andes, llevándote a altitudes superiores a los 4.000 metros sobre el nivel del mar antes de entrar en el cálido y húmedo ecosistema del bosque nuboso.
Esta famosa ruta le permite llegar a Machu Picchu por el mismo camino que utilizaron los incas durante el apogeo del Imperio del Tahuantinsuyo, al tiempo que entra por la Puerta del Sol, la entrada oficial al histórico santuario.
Asimismo, te permite tener una visión de su organización político-administrativa, así como de su forma de vida y religión.
Si quieres unirte a esta extraordinaria aventura, ten en cuenta que el acceso al Camino Inca está limitado a 500 personas, entre porteadores, cocineros y guías. Por ello, te recomendamos encarecidamente que reserves esta experiencia con al menos 6 meses de antelación.
El Camino Inca no es definitivamente una caminata fácil, tiene una dificultad desafiante y tendrás que estar física y mentalmente preparado para ello. Para más información sobre esta famosa caminata, consulta este blog sobre cómo prepararse para recorrer el Camino Inca.
Aunque pueda parecer que Perú es todo sobre la cultura inca, hay algunas atracciones y destinos maravillosos que debes conocer.
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