Ubicado en el Valle Sagrado de los Incas, a pocos kilómetros de la ciudad de Cusco, se encuentra el pintoresco pueblo de Chinchero. Conocido no solo por sus paisajes andinos, sino también por ser uno de los principales centros textiles de Perú, Chinchero es hogar de un grupo de mujeres que han preservado una tradición ancestral: el arte del tejido en telar de cintura. A través de sus manos hábiles, estas tejedoras transmiten conocimientos y destrezas que han pasado de generación en generación, manteniendo vivo un legado cultural de siglos.
Historia del tejido en Chinchero
La tradición textil en Chinchero tiene profundas raíces que se remontan a tiempos preincaicos. Este arte, practicado inicialmente por las comunidades andinas como parte integral de su vida cotidiana y ritual, adquirió mayor relevancia durante el Imperio Inca, cuando los tejidos se convirtieron en símbolo de estatus y riqueza. Los incas valoraban enormemente los textiles detallados y coloridos, y las tejedoras, conocidas como “amautas”, se encargaban de transmitir este conocimiento a las generaciones más jóvenes.
Con la llegada de los españoles, las técnicas textiles en Chinchero sufrieron algunas transformaciones. Sin embargo, las comunidades locales lograron preservar gran parte de sus costumbres, fusionando elementos indígenas con influencias coloniales. Hoy en día, estas tradiciones continúan vigentes, conservando no solo técnicas ancestrales, sino también el uso de materiales y tintes naturales.
El proceso de las tejedoras: De la lana al telar
El proceso textil en Chinchero es un arte complejo que comienza con la esquila de ovejas, alpacas o llamas. Estas fibras naturales, especialmente la lana de alpaca, son valoradas por su suavidad y calidad. Tras la esquila, las tejedoras lavan la lana con saqta, una raíz natural utilizada como detergente, conocida localmente como “el shampoo de los incas”.
Una vez limpia, la lana es hilada a mano con una pushka, un pequeño huso que las mujeres dominan desde niñas. Este proceso puede ocupar hasta el 60% del tiempo total requerido para crear un tejido, lo que refleja el nivel de dedicación y precisión que requiere. Posteriormente, la lana se tiñe utilizando productos naturales como la cochinilla para obtener tonos rojos, hojas de plantas locales para los verdes, y el maíz morado para los morados profundos. El teñido se realiza en una ceremonia casi sagrada, donde el telar se convierte en un objeto de veneración.
La técnica del telar de cintura y los diseños simbólicos
El arte del tejido en Chinchero se realiza principalmente en telares de cintura, una técnica ancestral que ha sido perfeccionada durante siglos. Este tipo de telar consiste en fijar un extremo a la cintura de la tejedora, mientras el otro se asegura a un árbol o poste. Este sencillo pero eficaz dispositivo permite la creación de piezas de doble cara, reversibles y libres de hilos sobrantes, lo que convierte cada tejido en una auténtica obra de arte.
Los diseños que las tejedoras de Chinchero incorporan en sus telas no son meros adornos, sino símbolos de una profunda conexión con la naturaleza y su entorno. Los motivos geométricos, animales y elementos naturales como el agua y las montañas cuentan historias sobre la vida en los Andes peruanos y reflejan una cosmovisión ancestral. Entre los patrones más comunes está el luraypu, un diseño vertical que representa la simetría y la armonía con la naturaleza.
Las tejedoras como guardianas de la tradición
El rol de las mujeres tejedoras en Chinchero es mucho más que una labor económica; son las guardianas de un legado que define la identidad cultural del pueblo. Desde pequeñas, las niñas aprenden de sus madres y abuelas las técnicas y secretos del tejido. Comienzan practicando con patrones simples y, con el tiempo, perfeccionan su habilidad hasta convertirse en maestras tejedoras, respetadas en su comunidad por su destreza.
El tejido, además, es una forma de expresión emocional y espiritual. Para muchas mujeres, tejer es una forma de meditación, un espacio para conectarse consigo mismas y con sus ancestros. En Chinchero, no es raro ver a las mujeres tejiendo mientras cuidan de sus animales en el campo, transmitiendo así la tradición en su vida cotidiana.
El impacto del turismo y el comercio justo
El aumento del turismo sostenible en el Valle Sagrado ha tenido un impacto positivo en la preservación de las tradiciones textiles de Chinchero. Las tejedoras han adaptado su oficio para compartirlo con los visitantes, creando centros textiles donde los turistas pueden aprender de primera mano el arte del tejido. A través de estos espacios, los visitantes no solo pueden adquirir productos textiles auténticos, sino también conocer el proceso completo, desde la esquila hasta el tejido final.
Nilda Callañaupa: La guardiana del legado textil de Chinchero
Nilda Callañaupa es una figura fundamental en la preservación y revitalización del arte textil de Chinchero y otras comunidades andinas de la región de Cusco. Nacida en 1960 en Chinchero, Nilda creció rodeada de hilos y telares, aprendiendo de su madre y abuela los secretos del tejido desde muy temprana edad. A lo largo de su vida, Nilda observó cómo las generaciones más jóvenes comenzaban a perder el interés por las tradiciones textiles, influenciadas por los cambios sociales y económicos. Con el temor de que este arte ancestral pudiera desaparecer, decidió actuar.
En colaboración con el antropólogo Ed Franquemont, quien reconoció el talento innato de Nilda para el tejido y su profundo conocimiento de las técnicas tradicionales, ella emprendió la tarea de revitalizar el tejido andino. Gracias a su dedicación, Nilda fue invitada a Nueva York en 1978 para realizar una demostración de tejido en el American Indian Art Gallery, donde mostró al mundo la destreza de las tejedoras de Chinchero.
Sin embargo, Nilda no se detuvo ahí. En 1996 fundó el Centro de Textiles Tradicionales del Cusco (CTTC), una organización sin fines de lucro dedicada a la conservación y promoción de las técnicas de tejido peruano ancestral. Bajo su liderazgo, el CTTC ha trabajado para revalorizar el trabajo de las tejedoras, brindándoles la oportunidad de compartir sus conocimientos con turistas y vender sus productos a precios justos. El impacto de su labor ha sido enorme, no solo en términos de conservación cultural, sino también en la mejora de la calidad de vida de las familias de las tejedoras.
El CTTC ha crecido hasta incorporar a nueve comunidades de la región, y su trabajo se ha expandido internacionalmente, organizando encuentros de tejedoras de toda América para fomentar una comunidad global de artesanas. Nilda ha transformado lo que parecía un arte en extinción en un movimiento de empoderamiento y conservación cultural, demostrando que las mujeres pueden ser líderes en sus comunidades mientras preservan sus tradiciones.
Hoy en día, Nilda sigue siendo una inspiración para las tejedoras de toda la región. Su legado no solo es el renacimiento de la textilería tradicional en Chinchero, sino también la creación de un modelo de desarrollo sostenible y cultural que ha impactado a muchas mujeres. Su humildad y dedicación siguen siendo el motor de un movimiento que asegura que el arte textil de Chinchero, una de las joyas culturales de los Andes, perdure por generaciones.
Conclusión: Tejiendo el pasado con el presente
Los tejidos de Chinchero no son solo productos artesanales; son piezas vivas de la historia y la cultura andina. A través de sus manos, las mujeres tejedoras continúan tejiendo un tapiz que conecta el pasado con el presente, transmitiendo la sabiduría y el arte de sus ancestros a las nuevas generaciones. Visitar Chinchero y conocer de cerca el proceso textil es una experiencia que va más allá de lo estético; es una inmersión en la identidad de un pueblo que ha sabido mantener sus tradiciones a pesar del paso del tiempo.
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Entre nuestros paquetes turísticos, tienes la oportunidad de visitar la cooperativa textil AWAC AYLLU, formada por talentosas tejedoras de la región. Podrás presenciar el proceso completo, desde el corte de la lana hasta el teñido y tejido artesanal con productos naturales, tal como lo hacían en tiempos de los incas. Además, conocerás los secretos detrás de los tintes obtenidos de hojas y raíces locales, mientras disfrutas de un escenario impresionante rodeado por las montañas nevadas de la cordillera, con vistas espectaculares de Urubamba y Vilcanota. No solo aprenderás sobre esta increíble tradición, sino que también podrás adquirir artesanías auténticas directamente de las manos de las tejedoras, quienes visten sus trajes típicos y ofrecen una variedad de productos como mantas, chaquetas y guantes, cada pieza con su propia historia.
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