¿Qué buscas cuando eliges un destino para viajar? ¿Conocimiento cultural e histórico? ¿Paisajes naturales asombrosos? ¿Aventura? En el caso de las personas que viven en el lugar escogido para pasar no sólo unas vacaciones, sino que tratan de entender las diversidades del planeta Tierra, es decir, sentir en la piel, cómo es la vida y lo cotidiano de las personas que viven en el lugar elegido para pasar no sólo unas vacaciones, si no disfrutar todo lo que puede ofrecer.
Y, en una nación con tantos atractivos naturales, turísticos e históricos como el Perú, no hay como guardar en su memoria, apenas las bellas vistas a las montañas y playas, oír los cuentos sobre los complejos arqueológicos o conocer cómo determinada construcción fue hecha.
El turismo vivencial, o comunitario, es fuerte en Perú, y su objetivo es desarrollar áreas remotas y democratizar la distribución de la renta en ese país. El pueblo peruano ha realizado proyectos comunitarios para que el visitante de ese destino no sea sólo un coadyuvante del viaje que realiza por el territorio peruano, sino un activo tanto para él mismo, como para esa población.
Con eso, municipios más rurales o los que están poco más alejados de los grandes centros, pueden crecer financieramente, llevando mayor conocido cultural al público interesado, en no sólo ver con los propios ojos, sino en experimentar, en sentir con el cuerpo y con el alma.
¿Cómo funciona?
Hay una movilización de todo el pueblo de la región para que la participación sea general, privilegiando el intercambio cultural y proporcionando experiencias de vida que pocas personas se interesan, pero que, al llegar al lugar, saldrán de allí con otra mirada, tanto del lugar como de la vida.
Sin dejar las actividades tradicionales a un lado, el pueblo ayuda a aumentar la actividad económica local, por ejemplo, paseos por rutas diferentes, venta de artesanías nativas de alta calidad o participación del turista en fiestas o ceremonias tradicionales.
Con ello, ocurre naturalmente, mayor promoción del destino, aumentando cada vez más el número de turistas curiosos por experimentar situaciones diferentes de las que están acostumbrados, proporcionándoles un enriquecimiento cultural muy grande, y para la comunidad, las mejoras necesarias para su existencia.
Ejemplos de turismo comunitario en Perú
Hay muchos ejemplos de turismo comunitario en Perú, pero vamos a comentar aquí, 3 destinos peruanos increíbles, que tienen acciones y proyectos bien desarrollados para esa práctica.
Cusco
Esta ciudad es la más buscada para turismo en Perú, por toda su historia y conexión con la civilización y cultura Inca. Sin embargo, además de las actividades turísticas corrientes, algunas comunidades ofrecen al turista, actividades nada convencionales, como por ejemplo Canchis, que hace que el turismo de aventura sea aún más interesante por rutas diferentes, las cuales combinan aventura y naturaleza. Es posible realizar pesca artesanal, escuchar cuentos y leyendas de ese pueblo con ancestros tan peculiares.
Es posible también, en pueblos como Maras o Calca, participar en las tareas agrícolas, plantando y cosechando frutos y legumbres nativas, además de aprender cómo hacer objetos en cerámica, paja o textiles, como tejer y teñidos.
Ancash
La Cordillera Blanca ofrece increíbles aventuras, y las experiencias vivenciales de ese lugar pueden ser por medio de LlamaTrek, un trekking con llamas, animales típicos del Perú que llevan a los turistas por caminos de grado de dificultad alto, pasando por hermosos paisajes conociendo senderos, templos y lagunas de coloración turquesa magnífica en el Parque Nacional Huascarán.
Lago Titicaca
El Lago Titicaca es el mayor y más alto lago navegable del mundo. Sólo eso ya impresiona, pero su historia tiene características aún más emocionantes como por ejemplo que posee más de 50 islas artificiales, hechas de totora, un tipo de paja que crece a la orilla del lago, y están bien atrapadas a sus propias raíces.
En esas islas, vivía la civilización de los Uros, antes incluso de la llegada de los Incas, y que hoy, todavía son moradas de un pueblo muy tradicional. El turismo comunitario en estas islas es una auténtica experiencia rural, con habitaciones ecológicas, con bungalows privados, construidos también de totora, pero con camas y almohadas muy cómodas.
Las duchas tienen agua caliente por medio de la energía solar que alimenta a toda la isla, y el turista participa de todas las actividades cotidianas locales, como la pesca, la cosecha de totoras, paseos con los barcos también hechos de la totora, aprendizaje de artesanía y participando de festividades típicas aprendiendo las músicas y bailes, además de vestir la ropa tradicional.