Según el Inca Garcilaso de la Vega, escritor peruano y bisnieto directo de Túpac Yupanqui por parte de mamá; gracias a sus familiares descendientes incas, reunió testimonios importantes, en especial de su anciano tío quien le relato como fue que se fundó el gran Imperio Inca en Cusco. Todo inicia en el imponente y legendario Lago Titicaca, ubicado en la región de Puno a 3810 metros de altitud. La leyenda cuenta que en las tierras cercanas al Lago Titica, vivían hombres y mujeres incivilizados, quienes no tenían conocimiento sobre como cultivar la tierra, sobre religión y de forma muy desorganizada. A raíz de ello, el Inti o Sol, dios de los Incas, se apiadó y tuvo lástima de ellos y decidió civilizarlos, y pidió a sus hijos Manco Cápac y Mama Ocllo, que descendieran a la tierra, para civilizar en la tierra, y construir un gran imperio a estos hombres. Sus hijos con mucha alegría, recibieron esta petición; y con una buena actitud y respeto a su padre lo obedecieron. Pero primero ellos tenían que fundar una capital para este imperio. Fue entonces, que el Sol, les dio una barra de oro y les indicó, que partieran desde el Lago Titicaca y vayan hacia al norte, y en cada lugar que descansen para comer o dormir, golpeen suavemente el suelo con la barra; y en el lugar que este se hundiera completamente, edificaran el Imperio de los Incas y lo llamaran “Qosqo”, que significa Ombligo del Mundo.
Fue entonces que en un escenario de ensueño, los dos surgieron de las aguas del Lago Titicaca; avanzaron lenta y majestuosamente entre las aguas cristalinas del lago, del lugar más pulcro, digan para la salida de los hijos del sol. Los incivilizados los vieron salir, conocieron y se sorprendieron con el brillo de sus ropas adornadas con joyas de oro; tuvieron miedo, pero ante la mirada bondadosa de Manco Cápac, agacharon la cabeza y entendieron que eran dioses. Entonces empezaron a seguirlos en su trayecto, escondidos entre las rocas y arbustos.
Manco Cápac y Mama Ocllo irradiando paz y tranquilidad, emprendieron su marcha hacia el norte. Pasaron días y noches, entre caminatas, descanso y momento para merendar; en todo el camino intentaron hundir la barra de oro, pero aún no se daba. Hasta que una hermosa mañana de hermoso cielo azul y en un valle de cerros imponentes, lograron hundir la barra de oro, y esta vez se hundió completamente en el cerro Huanacaure, ubicado en Cusco. Aquí fue donde Manco Cápac, se dio a conocer con la gente que los siguió y se presentó como el hijo de dios Sol, indicándoles que deberían adorar a su padre, y prometió enseñarles a cultivar la tierra, a cazar, a construir casas y canales, y así fue. Por su parte Mama Ocllo, vio valor en la mujeres, y les enseño a tejer prendas con lana de alpaca, llama y vicuña, les enseño a cocinar y dedicarse al hogar. Es así que los hombres y las mujeres incivilizados al principio, aprendieron y formaron parte del Imperio Inca; respetando los principios de convivencia incaicos: “Ama Sua, Ama Llulla y Ama Quella” que significa; “No seas ladrón, no seas mentiroso y no seas flojo”; así lograron una sociedad organizada. Así fue como nació la grandeza del Imperio Inca y lo maravillosos atractivos de Perú.
En la actualidad cada 5 de noviembre como aniversario de la ciudad e de Puno, se realiza una escenificación de la pareja mítica emergiendo del Lago Titicaca, escenas muy bien es escenificadas por actores que recrean como fue que nació el Imperio Inca.
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